SEGURIDAD SANITARIA
Asinfar plantea fortalecer la producción nacional para reducir la dependencia de insumos médicos importados
Actualmente, el 80 por ciento de los medicamentos en el país son de producción local, pero falta una política farmacéutica de Estado
El Foro Asinfar busca divulgar el valor estratégico de la industria farmacéutica nacional en la región.
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Redacción. Bogotá
En el contexto de la XLVI Asamblea Anual de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas (ALIFAR), la cual se celebra del 26 al 29 de mayo en Bogotá, y del
Foro Latinoamericano de la Industria Farmacéutica, cuyo anfitrión es la Asociación Colombiana de Industrias Farmacéuticas (Asinfar), se reiteró un mensaje clave para el sector salud colombiano: la soberanía sanitaria del país depende de una
industria farmacéutica nacional fuerte, innovadora y estratégicamente apoyada.
Durante el foro, se ha enfatizado que Colombia importa el 85 por ciento de su tecnología médica, produce menos del 20 por ciento de sus principios activos y mantiene una alta dependencia de mercados externos. Sin embargo, la industria farmacéutica nacional garantiza el
80 por ciento del abastecimiento de medicamentos usados en el país, cubriendo tratamientos para patologías cardiovasculares, infecciosas, crónicas, mentales y huérfanas.
Este sector, que representa el 12 por ciento del PIB industrial y genera más de 217.000 empleos directos e indirectos, ha demostrado ser una pieza clave para la sostenibilidad del sistema de salud. Su capacidad para
producir genéricos y biosimilares ha reducido entre un
30 y un 50 por ciento los costos de múltiples tratamientos, liberando recursos para ampliar la cobertura y mejorar la atención.
“Más que una pastilla, es soberanía”
Al respecto,
Carlos Francisco Fernández, presidente de la Asociación Colombiana de Industrias Farmacéuticas (Asinfar), ha enfatizado que “no hay soberanía en salud si no se protege y promueve la capacidad nacional de producir los medicamentos que necesita el país. Una
pastilla hecha en Colombia es más que un fármaco: es empleo,
es conocimiento, es control sanitario, es autonomía”.
A pesar de su impacto positivo, el sector aún
no cuenta con una política farmacéutica de Estado que le permita planear con visión de largo plazo. El gremio advierte que las decisiones se siguen tomando bajo criterios de precios y no de seguridad sanitaria, dejando en segundo plano las capacidades locales.
La reciente
Ley 2386 de 2024 es un paso inicial al establecer bases para el fortalecimiento industrial en salud, pero desde la industria se insiste en la necesidad de avanzar hacia una política nacional ambiciosa, con incentivos,
inversión en ciencia y tecnología, y compras públicas que favorezcan a quienes producen localmente con calidad y abastecimiento garantizado.
El dato
El
Foro Asinfar busca promover un
diálogo técnico entre gobiernos, agencias regulatorias, gremios y academia sobre el valor estratégico de la industria farmacéutica nacional en la región. En un contexto global marcado por conflictos, disrupciones logísticas y riesgo de desabastecimiento, los países que no fortalezcan su capacidad productiva interna enfrentarán mayores desafíos para garantizar el derecho a la salud de su población.
“Apostar por la industria farmacéutica nacional no es una medida proteccionista: es una política de salud pública, de desarrollo económico y de soberanía”, ha concluido Fernández.