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La N-Acetilcisteína y su importancia en el tratamiento de la COVID-19
La molécula forma parte del listado de medicamentos priorizado para uso en pacientes que cursan con COVID- 19 en Colombia
Lunes, 20 de septiembre de 2021, a las 17:42

Abraham Alí Munive, director médico de la Fundación Neumológica Colombiana.


Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
Desde 1960, investigadores italianos descubrieron las propiedades mucolíticas de la N-Acetilcisteína, una molécula que hasta entonces había sido utilizada como bactericida.  Su mecanismo de acción basado en romper los enlaces de disulfuro, tanto de las secreciones mucosas como de las micropurulentas llevó a, que, en 1965, comenzara el camino de su comercialización como un medicamento seguro y eficaz para tratar catarros, gripes y resfriados. No en vano, hoy por hoy, es uno de los fármacos de venta libre más utilizados para el tratamiento de trastornos respiratorios.
 
Actualmente, la N-Acetilcisteína (NAC) ha cobrado especial relevancia en el marco de las investigaciones asociadas al COVID-19, teniendo en cuenta que estudios clínicos realizados en más de 19 países, la ubican como coadyuvante en el tratamiento del Sars-CoV-2. Y es que, según los especialistas, la infección por el nuevo coronavirus se puede asociar a una evolución clínica grave, que incluye el síndrome de distrés respiratorio, que se acompaña de una liberación masiva de citoquinas, desarrollo de un estrés oxidativo sistémico y un estado protrombótico, ante lo cual, un fármaco antioxidante, a su vez antinflamatorio y antitrombótico resulta potencialmente beneficioso.
 
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, Abraham Alí Munive, director médico de la Fundación Neumológica Colombiana, ha indicado que “se ha demostrado que tras la administración de N-Acetilcisteína, se logra un menor deterioro en la capacidad respiratoria, que desde el punto de vista pulmonar se llama capacidad vital y tiene que ver con la cantidad máxima de aire que una persona puede expulsar de los pulmones tras una inhalación máxima. De igual forma, entendiendo que el COVID-19 puede producir fibrosis pulmonar, existe el beneficio de análisis indirecto que revela que con la N-acetilcisteína se puede tener disminución de este daño”.
 
Así, la N-Acetilcisteína se convierte en un complemento de la vacunación, que ayuda a promover respuestas inmunes apropiadas contra patógenos tanto a niveles innatos como adaptativos, un hecho realmente importante, sobre todo, cuando los casos de infección en algunos vacunados son una realidad.
 
Esta molécula, que ha comprobado su eficacia por su acción mucolítica, antioxidante, antiinflamatoria y antitrombótica, es avalada por sociedades médicas internacionales como la Asociación Italiana de Neumólogos Hospitalarios (AIPO), la Sociedad Torácica Italiana (ITS) y la Sociedad Científica de Médicos Generales (METIS).
 
“La gran importancia de la N-Acetilcisteína ha aparecido con la gran cantidad de secuelas del COVID-19, ya que genera importantes limitaciones pulmonares, manifestadas como enfermedades obstructivas como enfermedades restrictivas, al hablar de estas últimas, se refiere a fibrosis pulmonar como consecuencia de la COVID-19, mientras que las obstructivas, indica el cierre de los bronquios,  además, N-Acetilcisteína ha sido una molécula que ha venido creciendo en los últimos años, por su papel en la enfermedad obstructiva crónica, su efecto mucolitico permite solidificar el moco y facilitar la eliminación del mismo”, ha indicado el director.
 
Es de destacar que, la N-Acetilcisteína entre los beneficios que tiene está en ser un potente aliado terapéutico ante las exacerbaciones para ralentizar la progresión de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que es la tercera causa principal de muerte en el mundo en 2020, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además de sus efectos mucolíticos, la N-Acetilcisteína (NAC) ha demostrado tener propiedades antinflamatorias, antitrombóticas y antioxidantes, sin contar con sus efectos para reducir el daño multisistémico como consecuencia de intoxicación por acetaminofén.

“Tiene un papel importante en la fibrosis pulmonar, que no tiene que ver con COVID-19. Es que es capaz de disminuir el deterioro pulmonar, en la capacidad que tienen las personas de respirar y logra disminuir el deterioro que se produce en el pulmón con relación al intercambio de poco oxígeno y eso permite que las personas caminen más, como curación de la fibrosis ha funcionado”, ha explicado Alí Munive.
 
“La secuela más importante del COVID-19 es la fibrosis pulmonar, quienes son hospitalizados van a tener a los seis meses al menos el 70 por ciento de ellos lesiones en el pulmón, entonces la molécula aparece como una alternativa en disminuir el efecto en pacientes con COVID-19”, ha concluido el especialista.

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