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Salud Pública
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL
Estudio UNAL: Exposición breve a contaminantes del aire incrementa el riesgo de infarto en adultos mayores
Una investigación de la Universidad Nacional de Colombia ha evidenciado los efectos agudos de la contaminación del aire
Miércoles, 17 de diciembre de 2025, a las 18:33

El material particulado PM10, PM2.5 y el dióxido de nitrógeno son tres contaminantes principales del aire en la capital.


Redacción. Bogotá
Un estudio reciente liderado por Cristian Giraldo Guzmán, especialista en Medicina Interna de la Universidad Nacional de Colombia, ha aportado evidencia local sobre el impacto de la exposición aguda a contaminantes en el riesgo de infarto. La investigación incluyó a 120 pacientes (86 mujeres y 34 hombres, edad promedio cercana a 69 años) atendidos entre 2019 y 2023 en el Hospital Universitario Nacional por infarto agudo de miocardio tipo 1.
 
El diseño metodológico, conocido como estudio de casos cruzados, permitió que cada paciente funcionara como su propio control. Se compararon los niveles de contaminación en las 24 horas previas al inicio de los síntomas, el periodo de mayor riesgo, con cuatro días de control seleccionados semanas antes y después del evento, manteniendo constantes variables individuales como antecedentes clínicos, hábitos y genética.
 
Los resultados fueron consistentes: cuando las concentraciones de dióxido de nitrógeno superaron los 25 µg/m³, el riesgo de infarto fue más de cinco veces mayor frente a días con aire más limpio. En el caso del PM2.5, niveles superiores a 15 µg/m³ incrementaron el riesgo en 35 por ciento, mientras que exposiciones a PM10 por encima de 45 µg/m³ lo triplicaron, con aumentos superiores al 300 por ciento.
 
Los hallazgos han hecho énfasis en que los episodios de mala calidad del aire no solo afectan a pacientes con enfermedades respiratorias, sino que representan un riesgo agudo para personas con factores cardiovasculares, incluso en ausencia de diagnóstico previo.
 
Vulnerabilidad clínica y efectos a largo plazo
 
La población estudiada presentaba una alta carga de comorbilidades: más del 60 por ciento tenía hipertensión arterial, uno de cada cinco había sufrido un evento coronario previo y una proporción relevante era fumadora o exfumadora. Si bien estas condiciones aumentan la susceptibilidad, el análisis permitió aislar el efecto independiente de la contaminación ambiental como desencadenante del evento agudo.
 
A largo plazo, la exposición sostenida al PM10 se asoció con enfermedad coronaria más severa, caracterizada por obstrucciones simultáneas en múltiples arterias, con estenosis superiores al 90 por ciento, un patrón que compromete de forma crítica la perfusión miocárdica.
 
Temperatura, clima y contaminación: un riesgo combinado
 
El estudio también ha identificado una relación entre días más cálidos y mayores concentraciones de contaminantes. Bogotá, por su ubicación geográfica y condiciones de inversión térmica, es especialmente vulnerable a la acumulación de material particulado y gases como el dióxido de nitrógeno, que permanecen atrapados cerca del suelo y aumentan la exposición poblacional.
 
Por último, el estudio ha subrayado la necesidad de incorporar la calidad del aire como un determinante relevante del riesgo cardiovascular. La vigilancia de alertas ambientales, la educación a pacientes con factores de riesgo y la articulación con políticas intersectoriales orientadas a reducir emisiones se consolidan como estrategias clave para prevenir eventos cardiovasculares evitables en entornos urbanos.
 
El dato
 
Cerca del 99 por ciento de la población mundial respira aire que excede los límites considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El principal riesgo proviene del material particulado (PM10 y PM2.5), partículas microscópicas que permanecen suspendidas en el ambiente y cuya exposición sostenida o aguda se asocia con eventos cardiovasculares mayores. En ciudades como Bogotá, los niveles registrados superan de manera recurrente las recomendaciones internacionales y plantean un desafío relevante para la salud pública y la práctica clínica.
 
De acuerdo con el Informe Mensual de la Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bogotá (junio), las estaciones Carvajal–Sevillana y Móvil Fontibón reportaron concentraciones de PM10 de hasta 67,8 y 47,2 microgramos por metro cúbico, respectivamente, y de PM2.5 de 25,9 y 14,8 microgramos. Estas cifras exceden ampliamente los valores guía de la OMS, que recomiendan promedios anuales máximos de 15 µg/m³ para PM10 y 5 µg/m³ para PM2.5.


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