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Salud Pública
NO AUTORIZADO PARA CONSUMO
El consumo de dióxido de cloro puede causar insuficiencia respiratoria
Jeffrey León Pulido, director del Programa Ingeniería Química de la Universidad EAN habla acerca del dióxido de cloro
Jueves, 28 de enero de 2021, a las 16:51

Jeffrey León Pulido, director del Programa Ingeniería Química de la Universidad EAN.


Karen Juliete Rojas Gaitán. Bogotá
Debido a la polémica desatada por los comentarios de la modelo Natalia París Gaviria, en los que invitaba a consumir dióxido de cloro para prevenir el contagio de CoVID19, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) le ordenó retirar de forma inmediata todo tipo de comentario relacionado con el tema.

A esto se suma, que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) ha aclarado que “el dióxido de cloro no está autorizado para su consumo; tampoco como alternativa terapéutica para tratar CoVID19. Se trata de un desinfectante de superficies que no es reconocido como medicamento por ninguna agencia sanitaria”.

En entrevista con EDICIÓN MÉDICA , Jeffrey León Pulido, director del Programa Ingeniería Química de la Universidad EAN, ha dicho que “la naturaleza humana busca alternativas para abordar su desazón frente a la ausencia de condiciones mínimas de salud, un polo a tierra a la incertidumbre y pescar su propia verdad en un mar de información y de desinformación. En ese mismo sentido, puede que, de fondo, desde la formación molecular exista la presencia de elementos comunes que por intermedio de reacciones y transformaciones se convierten en compuestos con propiedades diferentes”.

Y ha aclarado que “el dióxido de cloro, que si lo miramos de manera siempre se constituye por oxigeno (O) y Cloro (Cl) para componer una molécula ClO2, de los grupos 16 y 17 de la tabla periódica, de naturaleza química no metal y halógeno (formador de sales) naturalmente, esto tiene mucho que ver con la discusión de la funcionalidad y la sed de la cura del Coronavirus al instante; cabe resaltar que este ClO2 por su naturaleza química es un gas”.

El Invima resalta que el consumo de dióxido de cloro puede tener efectos adversos como: insuficiencia respiratoria, cambios en la actividad eléctrica del corazón, baja presión sanguínea causada por la deshidratación, insuficiencia hepática aguda, recuento bajo de células sanguíneas, vómito y diarrea severa.

“Esta situación que describe trabajos asociados a la denominado salud alternativa, trabajos que integran en algunos casos desarrollados para la potabilización de aguas (eliminación de virus y otros). En este aspecto específicamente ha sido aplicado el clorito de sodio, todo esto como alternativa al hipoclorito de sodio, que es el más conocido y de uso común en los hogares”, ha indicado León Pulido.

Según León Pulido, la concentración es fundamental, pues está en dosis altamente concentradas o preparaciones saturadas puede generar situaciones adversas. Si bien es cierto que una de las industrias más complejas y estrictas es la farmacéutica y de salud en general, las garantías que estas deben entregar responden a estudios y procesos que garantizan la estabilidad y funcionalidad, las apreciaciones oportunistas o en algunos casos irresponsables de preparaciones con dosificaciones, concentraciones o disoluciones desconocidas generan una probabilidad más grande de afectación que el cuidado primario básico validado por los organismos de salud mundiales.

La coordinadora del grupo de investigación clínica del Invima, Sindy  Pahola Pulgarín, ha sido enfática en que “el dióxido de cloro a la fecha no cuenta con un registro sanitario, que apruebe su comercialización como alternativa terapéutica contra el CoVID19, sino que está permitida su venta como desinfectante de superficies y adicionalmente no hay ensayos clínicos en el país que aseguren tener información de seguridad y eficacia, o sus supuestos beneficios para la cura de la CoVID19”.

Además, ha realizado un llamado de atención a la comunidad en general frente a la publicidad que circula en redes sociales sobre productos que prometen curar la CoVID19, ya que automedicarse y usar productos que no cuenten con información robusta que garanticen la seguridad y eficacia pueden dejar serias consecuencias en la salud.

Es un dilema ético que se abre con este tipo de situaciones, está bien experimentar sin saber que pueda pasar, está mal dejar de hacerlo y con esto se puedan salvar vidas, en todos los casos un equilibrio químico sucede desde la formulación hasta la absorción de los componentes, no se trata de precipitar acciones que puedan afectar aún más a las personas, tampoco de evitar el desarrollo de nuevas alternativas, se trata de actuar de manera responsable y estandarizada, para así disminuir el riesgo inherente de lo que apenas está en proceso de experimentación”, ha puntualizado el químico.




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