Edición Médica

Las vacunas deberán actualizarse para mantener su eficacia.

Redacción. Bogotá
A nivel mundial la percepción generalizada se ha mantenido en que la COVID-19 está bajo control, sin embargo, una reciente alerta por la presencia continua del virus en los Estados Unidos ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias, debido a la circulación de varias variantes que plantearían nuevos desafíos en la lucha contra la pandemia.

 
De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se ha detectado la presencia de variantes de la familia FLiRT, como la variante KP.2, que ha mostrado un aumento en los casos de COVID-19 en los últimos meses. Esta variante, identificada a través de muestreos de aguas residuales, ha superado a la cepa JN.1 y representa aproximadamente el 25 por ciento de los nuevos casos, según datos del CDC.
 
Asimismo, las autoridades han resaltado que, las variantes FLiRT presentan cambios en la proteína de pico del virus, lo que plantea preocupaciones sobre su capacidad para evadir la respuesta inmune. Esta preocupación se ha visto reflejada en las tasas de vacunación relativamente bajas en los Estados Unidos, donde solo alrededor del 22.6 por ciento de la población ha completado la vacunación contra la COVID-19 actualizada hasta la fecha, según han reportado los CDC.
 
Aunque aún no hay evidencia de que la variante KP.2 cause enfermedad más grave que las anteriores, los síntomas son similares a los de las variantes anteriores, incluyendo fiebre, tos, fatiga, pérdida del gusto u olfato, y dificultad para respirar. Sin embargo, algunos estudios han sugerido que la KP.2 puede reducir la eficacia de las vacunas actuales y la inmunidad previa, lo que establece la necesidad de una vigilancia continua y la posible actualización de las vacunas.
 
Al igual que en otras regiones, los CDC han hecho énfasis en que, a pesar de los cambios en las variantes del virus, las vacunas siguen siendo una herramienta crucial en la lucha contra la COVID-19, ofreciendo protección contra la enfermedad grave, la hospitalización y las complicaciones relacionadas. A medida que el virus evoluciona, las autoridades sanitarias han remarcado que las vacunas deben actualizarse para mantener su eficacia y proteger a la población contra las nuevas variantes emergentes.
 
La COVID-19 en Colombia
 
Con corte del 4 de mayo, el Instituto Nacional de Salud ha identificado que, se han confirmado 308 nuevos casos en 28 entidades territoriales, con 82 municipios afectados. La incidencia nacional se ha ubicado en 0,58 casos por cada 100,000 habitantes. Al comparar este período con el anterior no se ha identificado un cambio estadísticamente significativo a nivel nacional, aunque hubo una disminución en algunos departamentos como Arauca, Amazonas y Vaupés, y un aumento en otros como Barranquilla, Bolívar, Cartagena, Cesar, Quindío, Putumayo, San Andrés y Guainía.
 
En cuanto a la mortalidad, se han notificado 163 fallecidos en Colombia, con una tasa de mortalidad de 0,31 casos por cada 100,000 habitantes. Durante el período actual, se reportó una muerte en Bogotá, en el que se destaca que el grupo de edad más afectado es el de adultos mayores de 60 años, que representa el 80 por ciento del total de muertes.
 

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