PROMOCIÓN EN SALUD
OMS y UNICEF lanzan las primeras directrices mundiales para fortalecer la higiene de manos fuera del ámbito sanitario
Su implementación permitiría reducir significativamente las enfermedades diarreicas, las infecciones respiratorias agudas y otros eventos prevenibles
Miércoles, 15 de octubre de 2025, a las 13:29
Ruediger Krech, director Adjunto del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático, Una Salud y Migración de la OMS.
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Redacción. Bogotá
En el marco del Día Mundial del Lavado de Manos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF han presentado las
primeras Directrices mundiales sobre Higiene de Manos en Entornos Comunitarios, un documento basado en evidencia científica que busca apoyar a los gobiernos y profesionales de la salud pública en la promoción de prácticas efectivas de higiene fuera del ámbito hospitalario, como hogares, escuelas y espacios públicos.
Las nuevas directrices parten de un principio fundamental:
la higiene de manos es un bien público y una responsabilidad gubernamental, y debe ser abordada como parte integral de los sistemas de salud y de la infraestructura social. Su implementación permitiría reducir significativamente las enfermedades diarreicas, las infecciones respiratorias agudas y otros eventos prevenibles, además de fortalecer la preparación ante emergencias sanitarias como brotes de cólera.
“Las manos limpias salvan vidas, pero los resultados a gran escala requieren políticas, financiación y rendición de cuentas”, ha señalado
Ruediger Krech, director adjunto del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático, Una Salud y Migración de la OMS.
A pesar de los avances,
1.700 millones de personas aún carecen de servicios básicos de higiene de manos en sus hogares, y más de 600 millones no cuentan con ningún tipo de instalación. Para alcanzar la meta global al 2030, la OMS estima que será necesario
duplicar el ritmo actual de progreso, con incrementos aún mayores en los países de menores ingresos.
Desde UNICEF,
Cecilia Scharp, directora del equipo de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH), ha advertido que “los niños y jóvenes pagan el precio más alto cuando la higiene básica está fuera de su alcance”. Por ello, las nuevas directrices ofrecen
acciones prácticas para garantizar instalaciones adecuadas y accesibles en todos los entornos (desde los hogares hasta los mercados y centros educativos), asegurando que cada niño pueda “aprender, jugar y prosperar con dignidad”.
Principales recomendaciones
Las directrices establecen
acciones prioritarias para gobiernos, instituciones y comunidades, entre ellas:
-Reconocer la higiene de manos como una medida esencial de salud pública y establecer funciones, financiamiento y mecanismos de seguimiento a nivel nacional y local.
-Promover el lavado con agua y jabón durante el tiempo suficiente, o el uso de desinfectante a base de alcohol (≥60 por ciento) cuando las manos no estén visiblemente sucias.
-Reforzar los cinco momentos clave: antes de preparar alimentos; antes de comer o alimentar a otros; después de ir al baño o manipular heces; tras toser o estornudar; y cuando las manos estén visiblemente sucias.
-Asegurar instalaciones con agua confiable, jabón o desinfectante, información visible y accesible sobre su uso, y un entorno que favorezca su práctica cotidiana.
Asimismo, las directrices incorporan
siete principios transversales que orientan su implementación: garantizar materiales mínimos, comprender los factores de comportamiento, involucrar a las comunidades, asegurar la sensibilidad de género, fortalecer los sistemas, promover la mejora continua y establecer mecanismos de evaluación.
De la respuesta reactiva al fortalecimiento sostenible
La OMS y UNICEF han insistido en que los esfuerzos deben
trascender los proyectos puntuales impulsados solo durante crisis sanitarias. En su lugar, recomiendan avanzar hacia el fortalecimiento institucional sostenido, con marcos legales, recursos humanos y financieros suficientes, y una coordinación intersectorial clara.
Estas medidas, aseguran, permitirán ofrecer
servicios de higiene confiables, accesibles y asequibles para todos, reduciendo de forma costo-efectiva la carga de enfermedades infecciosas y reforzando la resiliencia de los sistemas de salud frente a futuras emergencias.