Edición Médica

Entrenamiento en Colombia.

Redacción. Bogotá
La pandemia de COVID-19 ha manifestado la necesidad de fortalecer la resiliencia de los hospitales frente a emergencias de Salud y desastres, no solo porque estos han sido la columna vertebral en la respuesta, sino también porque simultáneamente estos continuaron brindando atención durante todo tipo de desastres, brotes de enfermedades infecciosas, crisis sociales, financieras y otros, según ha resaltado la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
 
De igual forma, el organismo internacional ha enfatizado que la pandemia también dejó al descubierto las brechas en la preparación para emergencias, y reforzó la importancia de la preparación en todos los niveles, desde el individual hasta el comunitario, organizacional y sistémico.
 
En ese sentido, la creciente necesidad de Hospitales Resilientes frente a emergencias de Salud y desastres en la Región de las Américas se ha fundamento en la evidencia científica que demuestra la importancia de que estos sean capaces de resistir, ser sostenibles (SMART), ser inclusivos y ser flexibles y adaptables, para además aprender de las experiencias y recuperarse de manera oportuna y eficiente.
 
Cabe mencionar que, la región de las Américas tiene la tasa de mortalidad más alta por el virus SARS-CoV-2 (2406.20/1 millón de habitantes) con 2,941,832 muertes por la COVID-19. Además, es el segundo continente luego de Asia con mayor frecuencia de desastres a nivel global, y el 43 por ciento de los hospitales (n=8329) en nuestra región tiene un nivel alto de exposición a amenazas de origen natural, según ha reportado la OPS.
 
De ese modo, tanto la OPS como la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del Departamento de Emergencias en Salud ha explicado que avanza en su iniciativa junto a su programa de capacitación y entrenamiento, para mejorar las capacidades de preparación, respuesta y recuperación del sector de la Salud con un enfoque multiamenaza y basado en la evaluación estratégica del riesgo.
 
Además, desde la OPS/OMS han asegurado que el apoyo a los Estados Miembros se centra en fortalecer la resiliencia hospitalaria en la Región, con el objetivo de salvar vidas, proteger la inversión y mantener la continuidad de los servicios de Salud.  
 
En ese sentido, bajo el liderazgo de los Ministerios de Salud de Chile, Colombia, Guatemala, Nicaragua, Perú, República Dominicana y Venezuela, y el apoyo del Centro Colaborador de la OMS para Servicios de Salud Resilientes de México del Instituto del Seguro Social (MEX-35), se ha implementado la primera fase de la iniciativa en 250 hospitales, abordando evaluación estratégica del riesgo (STAR-H), seguridad estructural, no estructural y gestión de emergencias de Salud y desastres (ISH), e inclusión para personas con discapacidad (INGRID-H).
 
De acuerdo con la OPS, una estrategia clave es la generación de capacidades locales y regionales. Hasta el momento, se han formado 41 facilitadores y 203 profesionales de 13 países, quienes cuentan con las competencias para implementar la iniciativa en la región. Además, la OPS ha asegurado que coopera en este y otros temas con las oficinas regionales de la OMS de EMRO y SEARO.
 
Según ha indicado la OPS, los participantes de esta fase de entrenamientos presenciales deben aprobar previamente el Curso virtual “Evaluación de establecimientos de salud mediante el Índice de Seguridad Hospitalaria”, disponible en el Campus Virtual de Salud Pública de la OPS/OMS. Y es que, hasta la fecha, 9,562 participantes de 28 países de las Américas y 9 países de otras regiones han sido certificados.
 
El dato
 
La iniciativa “Hospitales resilientes frente a Emergencias de Salud y Desastres” se ha encargado de promover la gestión del riesgo en el sector Salud, orientando acciones hacia la reducción de riesgos identificados en cada localidad y reforzando la resiliencia, para de esta forma reducir el riesgo de emergencias de salud y desastres, así como la huella de carbono generada por los establecimientos de salud.
 
De igual forma, la OPS ha precisado que busca mejorar la inclusión de personas con discapacidad y otros grupos prioritarios, y avanzar hacia la cobertura universal de salud y la seguridad sanitaria mundial. Todo esto se aborda con un renovado sentido de urgencia y en el contexto del desarrollo sostenible.

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