Edición Médica

Yukiko Nakatani, subdirectora general interina de Resistencia a los antimicrobianos de la OMS.

Redacción. Bogotá
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado su más reciente informe sobre agentes antibacterianos en desarrollo clínico y preclínico a nivel global, destacando un incremento en el número de estos agentes de 80 en 2021 a 97 en 2023. Sin embargo, persiste una necesidad crítica de nuevos y innovadores tratamientos para infecciones graves, especialmente aquellos que sustituyan a los antibacterianos que han perdido eficacia por el uso generalizado.
 
Este informe anual, iniciado en 2017, ha evaluado si la actual línea de investigación y desarrollo (I+D) aborda adecuadamente las infecciones causadas por bacterias resistentes a los medicamentos, consideradas una de las mayores amenazas para la salud humana. La lista de patógenos bacterianos prioritarios (BPPL) de la OMS 2024 guía estas evaluaciones, con el objetivo de orientar la I+D hacia soluciones que combatan la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos (RAM).
 
La RAM ocurre cuando bacterias, virus, hongos y parásitos no responden a los tratamientos, complicando las infecciones y aumentando los riesgos de enfermedades y muertes. Este fenómeno se agrava por el uso indebido y excesivo de antimicrobianos, aunque también afecta a muchas personas que no tienen acceso a medicamentos esenciales.
 
"La resistencia a los antimicrobianos no hace más que empeorar, pero no estamos desarrollando nuevos productos pioneros lo suficientemente rápido como para combatir las bacterias más peligrosas y mortales”, ha afirmado Yukiko Nakatani, subdirectora general interina de Resistencia a los antimicrobianos de la OMS. “Aún falta mucha innovación, incluso cuando se autorizan nuevos productos, el acceso es un serio desafío. Los agentes antibacterianos simplemente no llegan a los pacientes que los necesitan desesperadamente, en países de todos los niveles de ingresos”, ha agregado.
 
Actualmente, hay 32 antibióticos en desarrollo para tratar infecciones por patógenos de alta prioridad, pero solo 12 son considerados innovadores y apenas 4 son efectivos contra al menos un patógeno crítico. Las brechas en el proceso incluyen la falta de productos pediátricos, formulaciones orales y agentes que aborden la creciente resistencia a los medicamentos.
 
El informe ha destacado el aumento en la investigación de agentes biológicos no tradicionales como bacteriófagos, anticuerpos y agentes antivirulencia. Estos enfoques innovadores, aunque prometedores, requieren mayores esfuerzos para facilitar estudios clínicos y evaluaciones regulatorias.
 
Desde julio de 2017, se han autorizado 13 nuevos antibióticos, de los cuales solo 2 representan nuevas clases químicas innovadoras. Además, 3 agentes no tradicionales, basados en productos fecales, han sido aprobados para prevenir infecciones recurrentes por Clostridioides difficile.
 
La cartera preclínica muestra un nivel estable de innovación, con enfoques dirigidos a patógenos gramnegativos, conocidos por su resistencia a antibióticos de último recurso. No obstante, el desarrollo de agentes antibacterianos dirigidos a patógenos específicos ha disminuido, subrayando la necesidad de diagnósticos rápidos y asequibles.
 
El informe ha abogado por una mayor transparencia en el proceso de desarrollo de fármacos, facilitando la colaboración y atrayendo financiación para proyectos innovadores. Además, ha destacado la importancia de garantizar el acceso equitativo a nuevos antibacterianos, especialmente en países de ingresos bajos y medianos, para mitigar el impacto de la RAM en la salud pública y la economía global.

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